Galería de arte

Surasundari



Surasundari, mujer escribiendo una carta. Khajuraho, Siglo X D.C., Actualmente en Museo de la India, Calcuta.




Hoy fui a ver mis plantas y me encontré conmigo misma. Me encuentro con mis ideas cuando mis manos están en movimiento. Los dedos son correa de mi imaginario.


Me di cuenta que estaba elaborando algunos pensamientos ordenadores y sentí alivio mental.


Mis dedos revisando el follaje, moviendo con cuidado las hojas verdes y turgentes de las que estaban desprendidas, ya agotadas.

Noté la transformación del tallo en flor.

Pensé que siempre me gustaron las plantas y que alguna vez desee ser dueña de un vivero.


Pensé en mis proyectos más cercanos, inmediatos, los que ya están mandando contracciones de expansión.

A veces pongo en valor el tiempo del proceso, si fue pronto a tiempo o tardía la materialización de mis ideas.

Inevitablemente me remontan a ciertas preguntas que me realizaron cuando niña: ¿Y vos qué queres ser cuando seas grande?


-Ahora de grande quiero citar:

«Desde pequeños nos preguntan qué demonios queremos ser de mayores. Como si en ese momento no fuésemos nada. Como si la infancia no fuese un capítulo en el que o aprendes a volar o vives bajo tierra de por vida.»**


Solía responder a beneficio del placer del otro. Actualmente me sigue pasando, a veces inconscientemente y a veces buscando una negociación interna donde puedo ceder ante algún provecho de la circunstancia.


Yo quería ser maestra, siempre adore a mis maestras con vocación. Las que iban por el status de un puesto en colegio de monjas eran despreciables para cualquiera que le notara la enajenación; pero las otras.... uff, mis otras maestras eran dignas de mi admiración. Quise ser como todas ellas, la de lengua, la de plástica, la novicia de al lado, la de inglés, mis abuelas....

La única certeza que tuve cuando era chica es que quería ser maestra, de labores.


El tema está que, en una familia de profesionales que también ejercen la docencia, siempre escuché lo agotadora y empobrecedora que es la vocación.

Algo vendrá en los genes, un poco esto de seguir las propias convicciones y otro poco eso que nos lleva a ser docentes.

Es reciente en mi línea del tiempo saber que mi bisabuela era artista, una artista de las tantas que no se escribió.


Todo eso pensé en estos días también. Todavía queda parte de la historia por escribir. Quien va a escribir sobre lo que todavía nadie escribió?


Como decía, mi bisabuela era artista, mamá de mi abuela Marta, que era maestra. Marta mamá de mi mamá que es médica.

De niña siempre con la oreja en conversaciones de mujeres con profesiones inclinadas a lo social, no por elección sino que ahí me sentaban.

                                                         

Cómo conformar y no decepcionar las expectativas que estas grandiosas mujeres depositaban en ¿Qué querés ser?


Estoy segura que muchas veces me quedé en silencio, porque si es muy usual ahora, probablemente es un rasgo que tengo desde siempre.

Pienso.... y pienso en todas las posibilidades a tal respuesta, y me voy, me voy por las ramas abriéndome camino en el cielo de posibilidades.


Muchas veces tuve que mentir si me preguntaban qué quería ser. Concluí que es más fácil responder algo jocoso que tener que explicar los motivos de mis deseos. Como si se pudiese elegir.

Las veces que respondí la posta sucedió lo esperado, una respuesta llena de sesgos sociales.


Actualmente la palabra maestra me significa otra cosa. Creo que en mi labor de compartir conocimientos soy un poco verticalista, pero solo con la función de orden. Los espacios de enseñanza siempre son también de aprendizaje y si bien hay un maestro, el maestro también está aprendiendo un poco más con cada práctica -sí, lo aprendí de Paulo Freire. Y es como el teatro, aunque haya un guion, siempre es una única vez. Todas son experiencias únicas, tanto para el maestro como para el aprendiz.

Soy profe, seño, como un prefijo nomas, un mote.


Soy artista, soy sintiente, siempre lo fui, desde antes que me lo preguntaran.







** Cita atribuida a Marguerite Duras pero no pude corroborar que sea dicha por ella misma, mas bien parece una apreciación de sus escritos. Chequear la info me llevó a su obra y su quehacer artista.... y la verdad que fue un gran encuentro



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